Paciencia... paciencia....

lunes, 10 de septiembre de 2012

Tercera parte de: Una oscura transformación"

¡Hola. bloggeros! ¿Qué tal estáis? ¿Qué me contáis? Yo, como es ya una tradición personal, ya he cogido mi "constipado de verano". Estoy tan mal que casi ni me muevo y me cuesta horrores respirar :S. En fin, pero como escribir ni leer me cuesta he sacado fuerzas para dejaros la tercera parte de este "alucinendo" relato, que esta vez ha sido divulgado por The Mortal Instruments News.



El otro Jonathan se había criado en una casa no muy lejos de la suya, una que su padre solía visitar. El pequeño ángel de papá.
—Hacía mucho que no veía a otro cazador de sombras —continuó Sebastian. Llevaba un rato hablando, pero Jonathan se había olvidado de prestarle atención—. Qué alegría encontrarte aquí. Es mi día de suerte.
—Debe de serlo —murmuró Jonathan—. Aunque no todo se debe a la suerte, claro. Supongo que has oído algo sobre un demonio Eluthied que merodea por aquí.
Sebastian sonrió, tomó un último trago de su vaso y luego lo dejó sobre la barra.
—Cuando lo matemos, tomaremos una copa para celebrarlo.
Jonathan asintió con la cabeza e intentó parecer muy concentrado en buscar demonios por la sala. Estaban codo con codo, como un par de compañeros de armas. Estaba resultando tan fácil que casi le pareció aburrido: todo lo que había tenido que hacer era aparecer por allí, y aquí tenía a Sebastian Verlac ofreciéndosele como un cordero que se clava él mismo una espada afilada en el cuello. ¿Quién confiaba en cualquier extraño de ese modo? ¿Quién hacía amigos así de rápido?
Nunca había jugado limpio con los demás. Claro que nunca se le había brindado la oportunidad; su padre los había mantenido a él y al otro Jonathan separados. Un chico con sangre de demonio y otro con sangre de ángel: críalos a ambos como propios y a ver cuál de los dos hace enorgullecer a papá.
El otro chico había fallado una prueba cuando era más joven y lo habían enviado fuera. Eso era todo lo que Jonathan sabía. Él en cambio había superado todas las pruebas que su padre le había propuesto. Quizá las había superado en exceso, demasiado bien, sin cometer un solo error, sin inmutarse ante la cámara de aislamiento, los animales, el látigo o la caza. Jonathan discernía una sombra en los ojos de su padre de vez en cuando, no sabía si de pena o de duda.
Pero ¿qué podía apenarlo? ¿Qué le hacía dudar? ¿No era Jonathan el guerrero perfecto? ¿No era todo lo que su padre había querido que fuera?



CONTINUARÁ EN.
.. SOY CAZADORA DE SOMBRAS Y LIBROS!

                                                                                                                                       


By: Kekis.

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